Al ver la luna – Hihami/Tsukihami –

A hurtadillas robo las miradas al cielo tras las nubes, dando la espalda al frio respaldo pétreo de los muros que tanto me cobijan como alejan, tras ello suaves sonrisas se escapan para poder recordar historias y momentos que obtuve con placer de mis hermanas, aquellas que mes a mes en un gran banquete tomamos unos de otros mientras escapamos de nuestras propias tareas. Compartamos una copa, intercambiemos palabras de pacto y contrato ya que aun no esperando nada una pizca de decepción cae en mi interior, que alguien más te hable, que alguien más te vea, que en mi propio círculo del infierno podre tener tantas libertades similares al sentenciado a caer en medio del mar en bravía, dejemos de hablar en sueños para poder solo compartir el pensamiento.

No es bueno hablar con alguien dormido, porque  sus palabras provienen de la otra orilla.

Es innecesario resaltar algo que es un hecho de cualquier ser vivo, la reacción repetitiva forma parte del instinto, si expones constantemente a alguien al peligro reaccionara con mayor velocidad que alguien con un ritmo de vida que esta poco expuesto a situaciones de alta emoción; a veces es necesario hablar de frente y expresar claramente lo que buscamos, eso tarda tiempo quitando capas y capas de palabrería para ir sustrayendo lo más esencial, cambiándolo por un “lo que quiero es…”, te hace sentir mal y te hace sentir incomprendido cuando no logras usar la gran cantidad de palabras en un orden que tenga sentido. Que te entiendan realmente quedándose a tu lado y tomando medidas que se tornan extremas no es sencillo, habla de una forma de ser tan autentica que suele ser muy herida, y al rebasar un límite se desempeña en las vidas un cambio que ennegrece la esencia que conoces, sus sentimientos se enturbian creando amargas sensaciones y describirlas como las personas más culeras que puedes conocer hasta casi ganarse el título de alguien sin corazón.

Esa verdad aplica a uno mismo, no necesitas matarte días y noches en un proceso que no busca que seas menos castigado para ti mismo sino que agrades a los otros para encajar.